La ciencia es consistencia
Dr. Roberto Betancourt A.
Una rápida revisión señala que coherencia es la relación lógica entre dos cosas de modo que no se produce contradicción ni oposición entre ellas; de allí que una persona es coherente cuando actúa consistentemente con sus ideas o con lo que expresa. Hasta aquí, todo bien.
Con la cohesión es posible complementar el discurso, pues ella brinda consistencia como propiedad que permite que cada frase de un texto o discurso sea interpretada en relación con las demás, con el contexto.
La coherencia es inmediata, pero la cohesión se observa mejor en el mediano y largo plazo.
Noam Chomsky señalaba que la coherencia responde a la estructura superficial del discurso, mientras que la cohesión se aprecia en el peso que persiste en éste, llevándola a una estructura profunda. Como seres racionales, o únicos en el uso del lenguaje escrito y verbal para comunicar nuestros pensamientos, la estructura que demandan nuestros interlocutores es un fruto de delicada y convocadora presencia (coherente) y que alimente el espíritu, el cuerpo (cohesión). En dos platos la mejor fórmula estriba en ser coherentes y cohesivos.
Sin embargo, “saltar talanqueras” es una descripción inmediata de un acto de irreverencia a la naturaleza coherente y cohesiva de la actuación, que solo puede rivalizarse cuando consistentemente se salta a un lado y al otro del discurso profundo. Esto es, a forma de paradoja, se es coherente y cohesivo cuando se miente consistentemente. Abraham Lincoln razonó:
«Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Así se califica la cohesión. Tarde o temprano aparece la inconsistencia.
La ciencia, la tecnología, demandan coherencia, cohesión, consistencia. El vector tiempo, la intolerante premura de obtener resultados inmediatos en investigación y desarrollo sobre bases científicas, es uno de sus más hábiles enemigos. El tiempo siempre le da la razón a la ciencia. A veces olvidamos la mentira que desea tapar el sol con un dedo.
Se sugiere al lector y a la lectora, crear la habilidad de reconocer a quienes inteligentemente se enmascaran logrando coherencia en el discurso, pero fallan en la cohesión empleando deliberadamente -aquello que conocimos en nuestras clases de gramática y estilo- la elipsis, forma de cohesión que consiste en suprimir la información sobreentendida, y que, por lo tanto, el público puede inferir sin ningún inconveniente. Quienes practican esta estratagema son -por lo tanto- hábiles.
El apremio es el enemigo de la balanceada fórmula de un discurso científico. Más temprano que tarde se desnuda el hombre o la mujer inconsistente, pues quien es corrupto, lo es -inevitablemente- en su discurso.
Concluyo, evocando inevitablemente a Aristóteles, quien sugirió a su hijo: “uno se hace arquitecto, construyendo; se hace músico, componiendo música. De igual modo se hace uno justo, practicando la justicia; sabio, cultivando la sabiduría; valiente, ejercitando el valor”; añado que te haces científico, científica, practicando la ciencia; investigador, investigadora, investigando. No hay otra alternativa sino ser consistente.
* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/la-ciencia-es-consistencia/