Indicadores de lo cotidiano

Dr. Roberto Betancourt A.

El uso de indicadores es una forma de graciosa retroalimentación, que vive entre nosotros. Veamos.

Tomar el ascensor o abrir una puerta son tareas cotidianas, pero de elevada frustración, y que hemos aprendido a aceptar.

¿Cuántas veces halamos una puerta que solo abre si se empuja?

¿Cuántas veces hemos marcado repetidamente el botón del ascensor con la esperanza de que asome sus abiertas puertas ante nosotros?

Un indicador del apropiado diseño de una puerta es que esas ocasiones de frustración se eliminen. Que no aumenten, que disminuyan. El de un ascensor es que reconozca la urgencia de quien espera, o por lo menos que convenza que está en camino.

El profesor Don Norman abordó científicamente estas actividades que damos por sentado y a la que dedicamos poca atención. Según el autor «el diseño de tecnología para satisfacer necesidades humanas y acomodar sus habilidades está determinada por la psicología de la gente. Sí, la tecnología puede cambiar, pero la gente es la misma».

Nuestras fallas en la percepción del funcionamiento de la moderna ducha de un hotel (por ejemplo) son producto de la mala labor de expertos en plomería acompañados de pésimos diseñadores que reconozcan las capacidades e indicadores de funcionamiento del equipo, cuya armonía se traduce en belleza de interacción.

La «retroalimentación» es la clave del éxito en estas labores, y para ser efectivo, debe ser inmediata; valga recordar la calidad y cantidad de “sensores” de retroalimentación que tenemos en nuestro cuerpo, que nos informan con especial instantaneidad lo que ocurre, sea vista, oído, olfato o tacto, así como la propiocepción, que es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo en cada momento.

La tecnología persiste en imitar a la naturaleza, al hombre y la mujer. La ciencia está presente en la cotidianidad. El desarrollo de más y mejores adminículos que dan calidad a nuestra existencia están en el día a día, a veces imperceptibles. Necesitamos, siempre, más y mejor ciencia, incluso para abrir una puerta, obtener agua caliente, llamar un ascensor (y reconocer si viene). Estos detalles se tabulan en indicadores de belleza y simplicidad. La ciencia en el día a día.

La vida es bella, y la ciencia procura que así sea. Siempre.

Algo tan aparentemente sencillo como abrir una puerta no puede estar gobernado por el azar, sino por cualidades de perfección, que recuerden que «La belleza es la suma de las partes trabajando juntas de tal modo que no se necesita añadir o alterar nada más».

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/indicadores-de-lo-cotidiano/