Dr. Roberto Betancourt A.

Atlas era un Titán condenado a sostener la bóveda celeste eternamente, como castigo, luego de la guerra entre los titanes y las deidades de la mitología griega: los doce olímpicos. Siglos más tarde, el término “Atlas” se ha utilizado para describir una colección de mapas, cuando el geógrafo flamenco Gerardus Mercator publicó su obra en honor del Titán mitológico.

El lector, seguramente, se ha tropezado con un algún “Atlas” durante la educación formal, pues representan compendios de fácil acceso que -a suerte de enciclopedia- encierran en un solo texto una colección temática de referencia visual que sirve de palanca para obtener nuevos conocimientos.

Uno de los “Atlas” más útiles son los que proveen detallada información que salva vidas. Venezuela ha desarrollado uno de los primeros que es de sencillo uso por todo el que lo visite, bien en la educación formal, la no formal y -especialmente- la informal, esa que sirve, como una navaja suiza, para todo. Me refiero al primer Atlas Sismológica de Venezuela.

La Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) ha producido miles de trabajos en su área de especialísimo conocimiento, y -una vez más- nos asombra editando y poniendo a la disposición de todos y todas un “Atlas” que, como el epónimo, sostiene el sumo de contenidos geológicos, geofísicos, sismológicos, sismorresistentes y de investigación social que -en un solo volumen- orienta los esfuerzos para saber más de cómo nuestro país ha sido afectado histórica e instrumentalmente por terremotos. Esta iniciativa se presenta a todo el país en la conmemoración del Terremoto de Caracas de 1900; que se hizo más famoso por el intrépido salto desde el balcón por el presidente de la República, que por la desolación que pudo haber dejado en la capital, que -por cierto- ya había sido destruida 88 años antes (Terremoto de 1812).

Quienes trabajaron en la producción de este Atlas están convencidos que jugará un papel crucial a la hora de proporcionar información valiosa a los órganos de primera respuesta (bomberos y policías), a las organizaciones de protección civil y administración de desastres, y toda la comunidad de hombres y mujeres que intervienen en el diseño y desarrollo de las ciudades resilientes que demanda nuestro país.

En términos de importancia, Atlas, el Titán, no estará directamente asociado con ninguna acción para salvar vidas, pero recordaba el poeta que “la forma más elevada de sabiduría estriba en aprender de las experiencias de otro”, por lo que quienes sostengan este texto iluminarán a quienes habitamos nuestro terruño recordando que los terremotos no se pueden predecir, pero sí anticipar. Efectivamente, un Atlas que salva vidas.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/perfidia/