Dr. Roberto Betancourt A.
La transferencia tecnológica (TT) es un proceso en el que se transfieren habilidades, conocimientos, tecnologías, métodos y muestras de fabricación e instalaciones, permitiendo que los avances científicos y tecnológicos sean accesibles a un mayor número de usuarios que puedan desarrollar y disfrutar aún más esas tecnologías en productos y crear valor, procesos, aplicaciones, materiales o servicios. No se improvisa ni una sola parte del proceso que garantiza la TT. Hay expertos en eso.
La negociación entre el receptor y el dueño de la tecnología es crucial para asegurar la TT. Sin una negociación apropiada, pueden surgir varios problemas como la desigualdad en los beneficios derivados de la tecnología. Por ejemplo, las empresas pueden no estar dispuestas a pagar regalías por los desarrollos tecnológicos generados por terceros, lo que puede desincentivar a los investigadores a trabajar con estas empresas.
Otro; dificultades en la gestión de la propiedad intelectual, resultando en conflictos legales que obstaculizan el proceso. Es crucial que el transferidor demuestre la propiedad de la tecnología y (si el producto o el servicio tiene posicionamiento en la sociedad) no compita con el receptor o que le asegure una clara participación.
Hay cientos de buenos ejemplos de TT entre empresas, universidades, y entre ellas mismas, auspiciadas por gobiernos y otras no, pero que coinciden en observar cuidadosamente los hitos que favorecen el proceso. Los ejemplos abarcan diversos sectores económicos, países y tipos de TT; y el estudio de cada ejemplo ofrece conclusiones clave para las partes interesadas. En general, se demuestra la importancia de las patentes para la TT a empresas de nueva creación, derivadas y establecidas. Es una siembra que siempre cosecha. Es importante reconocer que, también, hay un número finito de obstáculos que han construido ejemplos de cómo no llevar adelante la TT.
Por todas estas razones, es fundamental que -primero- se admita que las estrategias asociadas a la TT son un atajo al desarrollo de tecnologías propias y -segundo- sabiéndose rezagado en una tecnología, se negocie de manera apropiada entre el receptor y el dueño de la tecnología para que todos los participantes se beneficien y evitar posibles conflictos.
La TT es un exitoso atajo en términos de tiempo e inversión doméstica en investigación y desarrollo, es cierto, pero -institucionalizada- es un certero paso al crecimiento industrial, muy lejos de cualquier empobrecida rutina; todo consistente con la máxima de Víctor Hugo que sentencia que “La utopía es el porvenir que se esfuerza en nacer, mientras que la rutina es el pasado que se obstina en seguir”.
* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
@betancourt_phd Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/las-utopias-no-tienen-atajos/