Todo misterio
Dr. Roberto Betancourt A.
Pocos cambios de tecnología son abruptos. Cuando una nueva tecnología es impulsada por algún exitoso pionero (esto siempre se determina a posteriori y ya hemos hablado de este fenómeno en otras reflexiones) se inicia un proceso de transición. Por ejemplo, el cambio de la agricultura manual a la mecanizada tomó miles de años, desde la invención del arado en Mesopotamia, hasta la introducción de tractores y maquinaria agrícola moderna en el siglo XX, y -a pesar de los documentados intentos y evidentes beneficios de la mecanización- muchos agricultores se resistieron al cambio debido a los costos y la falta de habilidades técnicas.
Hay excepciones, y el lector podrá encontrar algunos ejemplos de tan solo decenas de años de transición, como la adopción de teléfonos inteligentes que -paulatinamente- hicieron obsoletos a los (ahora) vetustos teléfonos de disco como los que regalaba Cantv cuando instalaban una línea fija. Las suscripciones a líneas fijas en el mundo, tipo Cantv, pasaron de un 1.250.000.000 en 2007 a 972.000.000 en 2017 (22 % menos). Sin embargo, ambas tecnologías siguen presentes y cohabitan conjuntamente (celular y fija).
Ejemplifico ahora con los buques a vela. Si bien no conocemos la fecha exacta de su invención, sabemos que desde hace al menos 5 mil años los egipcios surcaron a vela el Nilo y luego el Mediterráneo. Fue a vela que se ejerció el infame dominio de los pueblos de América. La transición de los buques a vela a la propulsión a vapor se produjo en el siglo XIX y fue un proceso gradual que tomó varias décadas. Esta transición fue impulsada por los avances en ingeniería y tecnología (technology push), así como por las necesidades comerciales y de transporte de la época (demand pull).
A pesar de los sucesivos perfeccionamientos de la energía a vapor, la sustitución de los buques a vela fue paulatina, y disfrutaron un largo período de coexistencia incluso de forma combinada a bordo. Las grandes flotas de veleros no desaparecieron del tráfico de ultramar hasta finales de 1930, cincuenta o más años después de la aparición de los barcos a vapor.
Patrones como los descritos anteriormente ocurren en todas las ciencias. Estudiar el balance entre lo útil y lo nuevo, lo necesario y lo moderno, es aún un misterio en las actividades de I+D, y -hoy por hoy- avanzamos a oscuras en la anticipación del éxito de tecnologías existentes y por existir. Es indispensable dedicar más tiempo y talentos en conocer la respuesta a porqué los desarrollos y su puesta en práctica ocurren de la manera descrita a pesar de sus evidentes ventajas, o como dijera Albert Einstein “La cosa más hermosa que podemos experimentar es el misterio, pues es la fuente verdadera de todo arte y ciencia”.
* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
@betancourt_phd Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/todo-misterio/