Lo bueno se alcanza buscando lo imposible

Dr. Roberto Betancourt A.

Confianza es definida por el Diccionario de la Lengua Española (DLE) como la “esperanza firme que se tiene de alguien, algo o en sí mismo”. La confianza es un sentimiento muy íntimo que desarrolla una persona por lo tangible, lo intangible y los demás. Es difícil de cuantificar o validar. Cierta persona pudiere no ser buena en lo que hace y aun así ser de la más absoluta confianza. Toda definición de confianza es anómala, aberrante, por lo que el concepto de confianza es construido por cada quien. En cualquier caso, la confianza se gana y es intransferible.

Confiable, por otro lado, si pareciera ser cuantificable. Por ejemplo, el funcionamiento de alguna maquinaria es medida en función a su confiabilidad. Los hombres y mujeres de este mundo no son máquinas (por ahora).

Ahora bien, las competencias no están necesariamente vinculadas a la confianza. El DLE señala que competencia es la “pericia, aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado”. Un diploma o un examen pueden probar la competencia.

Un ejemplo, en nuestro amado país se consumó hace más de dos décadas un largo sabotaje a nuestra principal empresa porque los gerentes y técnicos eran -según su propia calificación- competentes, pero (como quedó claramente demostrado) no eran -para nada- confiables. En aquel momento emplearon la palabra “meritocracia”, la cual es terrible cuando no está definida apropiadamente.

Otro elemento que algunos usan para expresar sus ideas a un muy específico objetivo en la vida es: compromiso, que se transforma en obligaciones, algunas expresas otras inferidas por el corazón. Existen complejos rituales (y otros sencillos) de compromiso que incluyen el juramento público como la fidelidad a la bandera o en el matrimonio. La fidelidad consiste en “ser constante en los afectos, en el cumplimiento de sus obligaciones y que no defrauda la confianza depositada”. Una vez más, esta se construye, se gana.

La mejor trinidad (y que seguramente se entendería mejor, sin dogmas u hogueras) es ser competente (de construcción individual y expresado hábilmente a través de una hoja de vida), de confianza (como el carácter firme), y comprometidos con la cosa amada (sostén de la dignidad); estos dos últimos, ambos, se ganan y expresan ante el equipo, ante el país.

Finalmente, el compromiso de hacer Ciencia (“conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados”) es constituido con una serena confianza en el método inteligente y hábilmente seleccionado en una poderosa armonía con la competencia, la que no puede conferirse a quien carece de ella. Es una fantástica trilogía que impulsa el progreso gracias a la inquietud implícita en todo optimismo social, económico, político; a esto se opone la decadencia es el castigo de la escéptica inacción e inercia.

Corono el escrito parafraseando a José Ingenieros, apuntando que la Ciencia se fundamenta en que lo bueno posible se alcanza buscando lo imposible mejor.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/lo-bueno-se-alcanza-buscando-lo-imposible/