La ecuación energética es sencilla

Dr. Roberto Betancourt A.

Como he indicado en las dos previas reflexiones, el gran problema de las fuentes de energía a las cuales somos adictos, son los números grandes. El mundo utiliza unos 320 mil millones de kilovatios por hora de energía al día, lo que es igual a unos 22 bombillos encendidos, sin parar, por cada persona del planeta. ¿Has visto la imagen satelital de la Tierra de noche con los puntos de luz? Nuestra adicción se muestra y demuestra, incluso, desde el espacio exterior. Los científicos estiman que en el próximo siglo la humanidad usará tres veces más energía que hoy. 

Hasta ahora, los combustibles fósiles han satisfecho la creciente demanda porque acumulan millones de años de energía solar en una forma compacta, pero no volveremos a encontrar algo similar, y se está agotando. No importa el tiempo que queda, lo importante es que cada día queda menos. Más allá de la cantidad disponible, está el palpable debate del impacto que “quemar combustible fósil” tiene en la Tierra con la marcada huella de dióxido de carbono que crea cambios en el planeta donde vivimos, el único que tenemos. Baste recordar que las tres fuentes de energía más usadas son basadas en carbono: petróleo, gas y carbón.

En este sentido hay dos formas de acción para hacer frente a la demanda y déficit: 1) disminuir el consumo tanto como sea posible, y 2) encontrar la alternativa renovable de energía.

Un buen ejemplo de cómo disminuir la demanda es ajustando inteligentemente los edificios comerciales que -de acuerdo a Michael Parfit- son responsables del 36 % del consumo mundial de energía.

Si bien hay varias razones para esto, uno de los mayores culpables son los sistemas de ventilación y aire acondicionado (SVAA) de un edificio. Estos sistemas están diseñados para ser puramente reactivos y, como resultado, tienden a trabajar más de lo que necesitan. Y, aunque apagarlos por completo no es realmente una opción, la única alternativa existente es hacer cumplir la norma ingenieril que proporciona decisiones de optimización en tiempo real que satisfagan las necesidades de los inquilinos mientras reduce significativamente el consumo de energía y los picos de potencia. He allí un buen ejemplo.

¿Cómo enfrentar la segunda forma de acción?

Sin embargo, hace solo unas horas atrás se hizo público un significativo hallazgo de una investigación en fusión nuclear que señala que -en términos prácticos- ha sido posible desbloquear una fuente de energía “casi ilimitada, segura y limpia”, a lo que se suma que se obtiene más energía de una reacción de fusión nuclear de la que se invierte para lograrla.

Investigadores del National Ignition Facility (o Instalación Nacional de Ignición), en EEUU, han hecho historia al producir con éxito una reacción de fusión nuclear que resultó en una ganancia neta de energía, un avance aclamado por algunos como un logro histórico y un hito para el “futuro de la energía limpia y segura”. En este caso, la fusión nuclear (no fisión, aquel de las bombas atómicas) es un proceso hecho por el hombre que replica la misma energía que alimenta al sol. Lo que nos recuerda el primer tipo de la escala de Kardashev discutido en reflexiones anteriores (cultura planetaria). La fusión nuclear ocurre cuando dos o más átomos se fusionan en uno más grande, un proceso que genera una gran cantidad de energía en forma de calor que se puede usar para calentar agua, crear vapor y hacer girar turbinas para generar potencia eléctrica.

Es necesario apuntar, de nuevo, que por primera vez los científicos han producido con éxito una reacción de fusión nuclear que resulta en una ganancia neta de energía, en lugar de alcanzar el punto de equilibrio como lo han hecho experimentos anteriores.

A pesar de los avances del plural equipo del National Ignition Facility aún hay un camino largo que recorrer. Los científicos y expertos ahora necesitamos descubrir cómo producir mucha más energía a partir de la fusión nuclear en una escala mucho mayor. Al mismo tiempo, debemos descubrir cómo reducir eventualmente su costo para que pueda usarse comercialmente. Esto es indispensable para lograr una adecuada transición del combustible fósil. En otras palabras, los científicos necesitamos recolectar la energía producida por la fusión y transferirla a la red eléctrica en forma de electricidad.

Como podemos ver, la ecuación energética es sencilla: reduce sensiblemente el consumo, y no me refiero solo a apagar la luz al salir de la habitación, sino que la luz se apague siempre inteligentemente, igual los sistemas de acondicionamiento del aire; y -por supuesto- involucrarnos activamente en la producción de energías limpias y cuyo balance energético sea positivo. Solo así llegaremos al ficticio futuro enunciado por Kardashev y donde todavía haya humanos.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/la-ecuacion-energetica-es-sencilla//