La revolución silenciosa
Dr. Roberto Betancourt A.

Según diversos ejercicios de prospectiva tecnológica, en un futuro próximo, la tecnología más avanzada se integrará de manera sutil en el tejido de la vida cotidiana, en lugar de estar contenida en dispositivos externos. La Inteligencia Artificial (IA) constituye una oportunidad concreta capaz de transformar el panorama tecnológico y producir una revolución silenciosa en diversos sectores. Este avance está modificando el paradigma de los chatbots, convirtiéndolos en el «sistema operativo» de nuestra existencia. Desde la perspectiva de la política científica, nuestra función se extenderá más allá de la mera promoción de esta tendencia, abarcando la anticipación de que su trayectoria esté guiada por un optimismo centrado en el fortalecimiento del talento humano.

En vez de limitarse a una respuesta reactiva a estímulos externos, la IA se orienta hacia una interacción más personalizada. Veamos este ejemplo: imaginemos un asistente de salud que, gracias a los datos diarios aportados por el teléfono móvil o el reloj inteligente del usuario, registra los pasos de este, así como su frecuencia cardíaca. El dispositivo estaría dotado de la capacidad de detectar patrones fisiológicos sutiles que anuncian la inminencia de una cefalea o un pico de ansiedad. Este análisis proporcionará una recomendación oportuna y bien fundamentada, como: «Los datos indican que un ajuste en tu hidratación y 15 minutos de descanso pueden evitar un malestar más tarde». Este es el avance de la medicina genérica hacia un enfoque de salud proactiva y personalizada.

Otro escenario plausible es que esta inteligencia contextual podría transformar los procesos de aprendizaje y la educación, convirtiéndola en un viaje adaptable a la medida de cada individuo. Algunas plataformas basadas en la IA tienen la capacidad de crear un estilo de aprendizaje personalizado, adaptando la complejidad y la presentación del contenido en tiempo real, lo que puede convertir la frustración en curiosidad.

Por otro lado, la gestión de los espacios bajo nuestra responsabilidad se puede llevar a cabo de manera intuitiva, mediante un sistema que regula las luces y optimiza el consumo energético de manera discreta, siendo capaz de ahorrar el consumo eléctrico y reducir nuestra huella de carbono, mientras alerta sobre gastos recurrentes innecesarios antes de que se realicen. Esto está a nuestro alcance, hoy.

Ciertamente, el efecto más significativo de tal refinamiento discreto es la modificación de un enfoque centrado en la búsqueda de soluciones a problemas hacia la colaboración con un sistema integrado que anticipa los problemas proveyendo e implementando soluciones antes de que se reconozcan como tales. Nuestra misión, como sociedad, es la de construir los marcos bioéticos y las infraestructuras de datos que garanticen que esta inteligencia actúe con transparencia, equidad y respeto irrestricto por la privacidad. El futuro implica una integración con la tecnología para enfocarnos en lo que nos hace únicos como seres humanos: la creatividad, los afectos, la conexión y el desarrollo personal. Es posible que estemos presenciando una revolución silenciosa.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/opinion/la-revolucion-silenciosa/