Tarifas al progreso
Dr. Roberto Betancourt A.

La evidencia disponible corrobora que la escalada arancelaria iniciada por el régimen de Donald Trump está modificando de forma significativa los flujos de inversión y la asignación de recursos a investigación y desarrollo (I+D) en múltiples economías, aunque sus efectos son heterogéneos y, en ocasiones, antagónicos.

La evidencia más concluyente emerge de la Inversión Extranjera Directa (IED). La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha registrado una disminución en los flujos mundiales de IED durante el segundo trimestre de 2024. Este resultado contribuyó a la proyección de los últimos dos meses, que indica una disminución del 14 % en el saldo semestral, sugiriendo una tendencia a la baja en los flujos de IED a nivel global. El ente en cuestión atribuye el retroceso a la «creciente incertidumbre regulatoria y comercial», la cual ha sido generada por los nuevos aranceles y las represalias asociadas a estos. En Venezuela podemos dar cátedra en esta materia.

Según las industrias intensivas en I+D de la Unión Europea, existe una preocupación latente sobre un posible desplazamiento del esfuerzo innovador, donde la Federación Europea de Industrias Farmacéuticas estimó que las inversiones potenciales que podrían ser reasignadas a los EE. UU. ascenderían (condicionadamente) a 16,5 millardos de euros. En contraste, el incremento de costos también está modificando la conformación de los laboratorios corporativos de ese país. Diversas firmas, asesoradas por la empresa consultora inglesa Grant Thornton, han identificado una tendencia preocupante: el establecimiento de aranceles sobre equipos de laboratorio y muestras biológicas que han motivado el desplazamiento de una parte de sus programas de I+D hacia jurisdicciones que ofrecen acceso más económico a los insumos, lo que a su vez está reduciendo la huella investigadora doméstica.

El caso chino ilustra una respuesta mixta. Diversos estudios econométricos han puesto de manifiesto que los controles de exportación estadounidenses han ejercido una influencia como «choque exógeno», lo que ha motivado a las empresas chinas a incrementar su inversión en I+D para sustituir tecnología importada. Este fenómeno ha propiciado un aumento promedio de la intensidad investigadora de las empresas, alcanzando hasta 1 % de incremento. No obstante, se evidencia una disminución en el peso de las ventas a EE. UU. dentro del PIB chino, con una caída a un 2,9 %, reduciendo los IED que históricamente fueron fundamentales para financiar las tareas de I+D.

Las economías del Sur Global se enfrentan a un panorama menos favorable: el Banco Mundial advierte que las restricciones comerciales, en combinación con la disminución de los precios de las materias primas, podrían «limitar las perspectivas de progreso económico» en dos de cada tres países exportadores, lo que dificultaría su capacidad para financiar actividades de I+D a través de ingresos fiscales o IED.

En resumen, la guerra de tarifas está afectando negativamente la inversión internacional y modificando la estructura global de la I+D. Mientras algunas empresas y países responden incrementando el gasto doméstico para compensar la pérdida de materias primas, otros aplazan proyectos o reubican laboratorios en busca de certidumbre regulatoria y menores gastos. El resultado neto es una mayor fragmentación del sistema mundial de innovación y un evidente riesgo de duplicación ineficiente de esfuerzos científicos, con especial impacto negativo en las economías menos diversificadas.

Sigamos perseverando, pues, como dijo Martin Lutero, «las ideas están libres de impuestos».

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/opinion/tarifas-al-progreso/