Construye el Mundo con tus Manos
Dr. Roberto Betancourt A.

En el Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora (DITT), es crucial reconocer el papel fundamental que desempeñan la ciencia, la tecnología y la innovación en la dignificación del trabajo, la transformación del ecosistema productivo y la materialización de las reivindicaciones de las y los trabajadores. Es evidente que, contrariamente a la noción de que se trata de una esfera abstracta o exclusiva de élites académicas o corporativas, las actividades de Investigación y Desarrollo (I+D) han demostrado, mediante hechos y cifras verificables, su capacidad para mejorar las condiciones materiales y sociales de millones de trabajadores y trabajadoras, incluidos los del Sur Global.

En Brasil, por ejemplo, la implementación de exoesqueletos ergonómicos para las industrias automotriz y de la construcción ha demostrado ser un éxito notable. Según estudios recientes, se ha logrado una reducción del 67 % en las lesiones musculoesqueléticas, al tiempo que se ha registrado un incremento del 15 % en la productividad individual. Este proyecto constituye un referente significativo que ilustra cómo la ingeniería y la I+D biomédica, orientadas al bienestar humano, tienen el potencial de transformar significativamente el entorno laboral, reemplazando el sufrimiento físico con eficiencia y salud.

Otro caso digno de destacarse es el registrado en Sudáfrica, donde la utilización de sensores integrados en la indumentaria laboral de los mineros posibilita la supervisión de signos vitales en tiempo real. Antes de su lanzamiento en 2018, las minas reportaban hasta 150 muertes anuales por golpes de calor o colapsos fisiológicos. En la actualidad, los incidentes han experimentado una reducción de más del 60 %, gracias a un sistema de alerta temprana respaldado por la I+D y las tecnologías inteligentes. En este caso, la I+D se erige como garante del derecho a la vida y a la seguridad, pilares fundamentales de toda reivindicación laboral.

La lista continúa, pero es bueno resaltar que, en la India, e-Choupal ha empoderado a comunidades agrícolas vulnerables al romper el monopolio de intermediarios y democratizar el acceso a información crítica para la siembra, comercialización y adaptación al cambio climático, lo que ha resultado en un aumento del 45 % en los ingresos por unidad de producción y un incremento del 38 % en la satisfacción laboral. En México, el rediseño de estaciones de trabajo mediante el modelado 3D ha logrado una reducción del 52 % en las lesiones por esfuerzo repetitivo. Mientras que, en Argentina, en 2021, las cooperativas que adoptaron sistemas de blockchain registraron un incremento del 25 % en la retención de trabajadores, lo cual se habría traducido en una mayor transparencia y justicia social.

Estas reformas son lejos de fortuitas o aisladas, el resultado de sistemas nacionales de innovación que articulan universidades, empresas, trabajadores organizados y políticas públicas con una visión clara: poner la ciencia al servicio del bien común.

En el caso de Venezuela, es posible constatar un impulso notable gracias a la creación de espacios académicos de la talla de la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán, institución sin parangón en la historia del país. Esta institución se funda con el propósito de capacitar a una nueva generación de ingenieros, tecnólogos, científicos y humanistas comprometidos con la soberanía productiva del país a través de la I+D, en un centro que se posiciona como un laboratorio de desarrollo nacional, una estrategia clave para un modelo de producción que responda a las necesidades reales de la población trabajadora. Ofrece programas académicos de gran calidad, incluyendo ingeniería en electromedicina, robótica y ciberseguridad, así como biotecnología e inteligencia artificial, todos ellos diseñados para generar soluciones prácticas a problemas concretos. La universidad, más allá de los contenidos técnicos, fomenta una ética revolucionaria del conocimiento, orientada por la equidad, la cooperación y el respeto por la dignidad humana.

Uno de los principales exponentes del cambio revolucionario señaló que «el progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho», por lo que todo futuro brillante inevitablemente pasa por una concepción nueva de los laboratorios, los centros de I+D y las aulas donde se planifica el país desde la ciencia. Para ello, es imperativo contar con una voluntad política firme, una inversión sostenida, una integración intersectorial efectiva y una visión bioética del desarrollo. En el DITT, resulta particularmente oportuno recordar que la ciencia, al liberarse de la lógica del lucro y orientada hacia el bienestar colectivo, se convierte en un agente de transformación histórica, una herramienta al servicio de la justicia y un aliado de quienes construyen el mundo con sus manos.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/opinion/construye-el-mundo-con-tus-manos/