Dr. Roberto Betancourt A.
La física clásica rige el mundo macroscópico, mientras que la física cuántica estudia el comportamiento de la materia y la energía a escalas microscópicas, basándose en principios como la superposición, el entrelazamiento y la cuantización. Estos conceptos han revolucionado nuestra visión del universo y han dado lugar a aplicaciones tecnológicas con un impacto tangible en diversos campos.
La ciencia y la tecnología cuánticas (CTC) son esenciales para el avance social con aplicaciones en ciberseguridad, energía sostenible, telecomunicaciones y salud pública. Su desarrollo redefine el progreso tecnológico, ya que destaca su capacidad para promover el bien común, alineando la ciencia con las necesidades sociales de manera equitativa y accesible.
En la actualidad, la comunidad científica mundial tiene la responsabilidad de aprovechar estos conocimientos para hacer frente a desafíos contemporáneos como la desigualdad, la crisis climática y el acceso a la salud. Por este motivo, la iniciativa de declarar 2025 como el «Año Internacional de la Ciencia y la Tecnología Cuánticas», promovida por las Naciones Unidas, representa una oportunidad para reflexionar y actuar de manera coordinada, garantizando que los beneficios de la CTC se traduzcan en soluciones tangibles para todas las personas.
Es importante señalar que las aplicaciones de la CTC ya son evidentes en la vida cotidiana. Un ejemplo es el sistema de posicionamiento global (GPS), que utiliza principios cuánticos del tiempo y el espacio para revolucionar la navegación y que está disponible en nuestros teléfonos móviles y en sistemas avanzados de transporte aéreo.
Sin embargo, la principal meta de la CTC debe ser democratizar sus soluciones tecnológicas. En el sistema de salud, las simulaciones cuánticas pueden facilitar el acceso a tratamientos efectivos. En educación, los algoritmos cuánticos optimizarían los recursos y personalizarían el aprendizaje. En el ámbito económico, las tecnologías cuánticas pueden ayudar a crear sistemas energéticos más equitativos que reduzcan las desigualdades y garanticen un acceso justo a la energía.
Recordando que «Lo más bello que podemos experimentar es lo misterioso, pues es la fuente de todo el verdadero arte y la ciencia» (Albert Einstein), es necesario canalizar este misterio hacia el «bien común cuántico», como la clave para construir una sociedad más equitativa, donde el conocimiento esté al servicio del bienestar universal y deje de ser un privilegio.
La comunidad científica debe comprometerse a construir un futuro inclusivo, accesible y orientado a través de la CTC para resolver los retos de todos, especialmente de los que más lo necesitan. De este modo, esta victoria del intelecto humano no solo supondrá un logro intelectual, sino también una fuerza transformadora al servicio de la humanidad.
* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
@betancourt_phd Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/bien-comun-cuantico/