
Dr. Roberto Betancourt A.
La prevalencia de lenguas europeas en continentes como África y América es una huella imborrable del colonialismo. Datos recientes evidencian cómo ciudades fuera de Europa lideran el número de hablantes de lenguas coloniales. Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, es actualmente la ciudad francófona más grande del mundo, con más de 12,8 millones de personas que hablan francés, una cifra que supera incluso a la de París, cuna del idioma. Del mismo modo, México y Estados Unidos ocupan los primeros puestos en cuanto al número de hispanohablantes, mientras que España, el país de origen del idioma, ocupa la cuarta posición. Este fenómeno refleja cómo la colonización impuso lenguas foráneas a poblaciones que previamente poseían sus propios sistemas lingüísticos y culturales.
Este fenómeno es un recordatorio constante del impacto de la colonización, que no solo depredó las tierras y los recursos naturales de estos continentes, sino que también se esforzó deliberadamente en aniquilar las culturas originarias. En América, antes de la llegada de los colonizadores, existía una rica diversidad de lenguas indígenas, algunas de las cuales se perdieron irremediablemente. El náhuatl, el pemón, el quechua y el guaraní son ejemplos de lenguas que sobrevivieron, aunque su presencia ha disminuido en comparación con el español, que fue impuesto a lo largo de siglos de dominación.
África sufrió un destino similar, especialmente en países como el Congo, donde la lengua francesa fue instaurada por los colonizadores belgas, y sigue siendo predominante incluso después de la independencia (1960). El imperialismo europeo no solo extrajo recursos materiales, sino que también subyugó las estructuras culturales, imponiendo una nueva cosmovisión a través de la religión, la educación y el idioma. La persistencia de lenguas europeas en nuestros continentes es un reflejo de la aun existente influencia neocolonial, ya que éstas siguen dominando las esferas de poder y administración gubernamental, mientras que las indígenas permanecen marginadas.
Según la Unesco, más del 40 % de las lenguas indígenas están en riesgo, y la mayoría no se transmiten a las nuevas generaciones. Esta pérdida no solo es un asunto lingüístico, sino también cultural, ya que cada idioma conlleva una visión del mundo, una cosmovisión que el colonialismo ha intentado suprimir de forma sistemática. La desaparición de lenguas conlleva también la extinción de formas de vida y de conocimientos ancestrales, como el manejo sostenible de la tierra y los recursos.
Aún hay personas que eligen negar la realidad para evadir una verdad incómoda, pero los efectos depredadores y visibles del colonialismo, que se manifiestan en Kinshasa o en Ciudad de México, nos recuerdan la máxima del erudito que sentencia que «negar un hecho es lo más fácil del mundo; mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho».
* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
@betancourt_phd Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/colonizacion-depredacion-cultural-y-economica/