Dr. Roberto Betancourt A.
En los últimos días, nuestra sociedad ha sido testigo de preocupantes actos de violencia y destrucción: espacios de servicio público, módulos policiales, autobuses y otros bienes han sido incendiados, vandalizados deliberadamente. Las imágenes de conciudadanos brutalmente golpeados por motivos políticos son un crudo recordatorio del peligroso camino que corremos el riesgo de transitar. No se trata de incidentes aislados, sino que forman parte de un fenómeno recurrente y lamentable que, cada vez que reaparece, trae a la memoria las doctrinas del totalitarismo y el neonacionalismo.
Tales comparaciones, aunque evocadoras, pueden a veces eclipsar las apremiantes realidades a las que nos enfrentamos. Cuando las discusiones se acaloran, se tiende a invocar figuras históricas como Hitler o analogías nazis, un hábito identificado por Mike Godwin en 1990. La Ley de Godwin, que afirma que “a medida que crece una discusión en línea, aumenta la probabilidad de que se produzca una comparación que implique a nazis o a Hitler”, refleja la facilidad con que el discurso puede descarrilar por referencias cargadas de emotividad, pero a menudo inapropiadas.
Igualmente preocupante es la observación del autor de ciencia ficción Gregory Benford, conocida como la Ley de Benford de la controversia: “La pasión asociada a un argumento es inversamente proporcional a la cantidad de información real disponible”. En muchos casos, el fervor con el que una facción participa en los debates políticos supera con creces la comprensión de los temas en cuestión. Esta desconexión entre pasión y conocimiento puede conducir a un ambiente en el que la retórica eclipse a la razón y el diálogo constructivo se haga casi imposible.
A la luz de estas observaciones, es crucial que resistamos la tentación de permitir que las analogías históricas y los argumentos emocionales nos distraigan de la necesidad inmediata y urgente de condenar (en cada ocasión) los actos de violencia y vandalismo que estamos presenciando. Estos crímenes deben abordarse sin dudas, con un repudio claro e inquebrantable por todas las partes.
Al mismo tiempo, debemos reconocer la importancia de un discurso político maduro e informado. Un debate sano se basa en los hechos, la comprensión y la voluntad de escuchar puntos de vista diferentes. Para lograrlo, estamos obligados a nutrirnos de información, tratar de comprender la complejidad de los problemas a los que nos enfrentamos y participar en discusiones no sólo apasionadas, sino también informados.
Esto es especialmente vital a medida que nos acercamos a momentos críticos de nuestro proceso democrático. El papel del juez electoral es garantizar que nuestras elecciones se desarrollen con equidad y justicia, y la información que proporcionan debe aceptarse como base de cualquier controversia política. Debemos cultivar una madurez colectiva que respete las decisiones de nuestras instituciones electorales, al tiempo que las hacemos responsables de los más altos estándares de transparencia e imparcialidad.
Al hacer un llamamiento a la conciliación, no pedimos que se suprima la disidencia ni que se reprima el debate. Al contrario, instamos a todas las y los ciudadanos a participar en una forma de discusión política basada en hechos, respetuosa con las opiniones divergentes y comprometida con los principios democráticos que nos unen. No permitamos que los acontecimientos del pasado nos distraigan de las realidades del presente. Por el contrario, centrémonos en construir un futuro en el que el sagaz discurso se caracterice tanto por la pasión como por la comprensión informada, y en el que los actos de violencia y vandalismo reciban la condena rápida, inmediata e inequívoca que merecen.
Ahora, más que nunca, necesitamos unirnos, escuchar, aprender y entablar el tipo de diálogo que puede conducir a un progreso real. Los retos a los que nos enfrentamos son importantes, pero no insuperables, si estamos dispuestos a abordarlos con la seriedad y madurez que requieren.
* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
@betancourt_phd Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/opinion/madurez