Dr. Roberto Betancourt A.

La teoría de la tectónica de placas ganó adeptos con el descubrimiento de las dorsales oceánicas medias y la constatación de la extensión del fondo marino, de la mano de científicos como Hess y Dietz; luego, el descubrimiento de bandas magnéticas en el fondo oceánico por Vine y Matthews que proporcionó pruebas convincentes de la propagación del fondo marino; siguiendo, para no extender esta apasionante historia, cuando, en 1965, Wilson introdujo el concepto de fallas transformantes.

Estos descubrimientos, junto a datos adicionales, condujeron, a principios de los 70, a la aceptación general de la tectónica de placas como la mejor respuesta a la incógnita de los terremotos. Para ello, integra datos geológicos y sísmicos para reconstruir los movimientos pasados y tratar de predecir la actividad futura, lo que contribuye a evaluar las amenazas de terremotos y a planificar la mitigación de desastres. La conjetura explica por qué los temblores se concentran a lo largo de los límites de las placas que, en nuestro caso, ocurre entre las placas de Sudamérica y el Caribe. Coincide el advenimiento de esta teoría con el registro de un lamentable terremoto en Caracas, el 29 de julio, que con una fuerte magnitud de 6,6 consumió la vida de unas 300 personas, causando más de 2 mil heridos y pérdidas materiales por más de $800 millones.

Eventos que ocurren a decenas de kilómetros en las entrañas de la Tierra afectan la superficie, lo que demanda conocer más y -literalmente- en mayor profundidad.

Desde la perspectiva científica, Venezuela contaba con precarios sensores y poca motilidad científica en la materia. Años después, el 27 de julio de 1972, se creó la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis), con el fin de reunir en un solo espacio a expertos en la tectónica y avanzar en la aplicación de los conocimientos en esta materia. Hoy, 52 años después, conocemos mejor la realidad sismológica nacional con una producción científica hiperprolífica, alfabetizamos sismológicamente a la población en comunión con Protección Civil en función a los resultados de nuestras investigaciones y hemos proporcionado normas de construcción sismorresistente modernas.

Sin embargo, hay un largo camino que recorrer, pues -parafraseando a Antonio Gaudí- para hacer las cosas bien es necesario conocer en detalle la sismología, desde la tectónica de placas hasta la apropiada construcción, y, más importante aún, amor, esto es: la devoción inconmensurable a la familia, la comunidad y el país todo para aplicar, sin falta, la técnica que Funvisis enuncia.

La invitación perpetua es a construir un país sismorresistente desde el amor. La lucha sigue. Feliz aniversario, Funvisis.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/con-amor/