La capa roja

Dr. Roberto Betancourt A.

Denis Diderot (1713 – 1784) fue una importante figura en el periodo de Ilustración que precedió a la célebre Revolución Francesa. A pesar de su docta y distinguida carrera, las finanzas de Diderot no eran las mejores. Su suerte cambió cuando su amplia biblioteca fue comprada por un bienhechor, quien además le obsequió una hermosa capa de seda roja.

No transcurrió mucho tiempo cuando apreció que las camisas que poseía deslucían con su nueva posesión. Decidió cambiarlas todas. Igual ocurrió con otras prendas que -a juicio del culto enciclopedista- no estaban a la altura de su nueva capa. Ni los muebles se salvaron del renovado escrutinio.

Diderot se percató de lo que ocurría -lenta pero inexorablemente- y escribió un breve ensayo donde expone:

«Fui el amo de mi antigua capa. Me convertí en el esclavo de la nueva».

Años después, inspirado en este pasaje, se creó un enunciado conocido ahora como el «Efecto Diderot», que sugiere -al menos- dos premisas. La primera es que usualmente adquirimos aquello que mantiene una estrecha relación con nuestro sentido de identidad y que se complementa entre sí. La otra es que, cuando incorporamos algo nuevo que perturba el patrón y que rompe la complementariedad, es posible que ocurra una espiral de nuevas adquisiciones.

Este efecto ha sido estudiado profusamente por diferentes áreas de la ciencia, tanto antropólogos como ingenieros, quienes se han fascinado por la aplicación de una ocurrencia cotidiana y expuesta tan brillantemente por Diderot en su hoy famoso ensayo.

La implementación de nuevos y más efectivos procesos en algún espacio sirve de ejemplo y abre un camino para que se demande similar (si no mejor) mecanismo en todas las esquinas de nuestra cotidianidad, lo que exige una singular inversión de recursos y esfuerzos que crean y afianzan la nueva identidad. De esta realidad parece no escapar nuestro día a día, en el trabajo, el hogar, el estudio, el ocio.

Belleza sistémica, pudiera ser la subjetiva palabra que desata la espiral de inversión en la mejora del conjunto de operaciones.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela detonó una espiral de modernos y más apropiados sistemas en la sociedad venezolana, que ha hecho indetenible la incorporación de mejoras cónsonas con el texto constitucional, como ocurre en el ámbito jurídico en las nacientes leyes, incluso modificando las ya promulgadas al compararlas más acuciosamente con la nueva capa roja.

Por ello, es necesario destacar una alerta, especialmente recordando la máxima que reza “Los recursos siempre son escasos”, por lo que la priorización es una acción indiscutiblemente necesaria.

Se miden los recursos en comparación a las necesidades que se pretenden satisfacer, y, en este sentido, esos recursos son siempre insuficientes, limitados, para cubrir todas las necesidades y todos los deseos. Se impone una inteligente toma de decisiones: qué hacer, pero -muy especialmente- qué no hacer. Ergo: priorizar. De allí la importancia de redactar planes con vigorosos indicadores de desempeño. Cero caprichos.

Como a Diderot, somos beneficiados por la súbita aparición en nuestras vidas de la conquista de un contrato social único y sin precedentes, uno como nunca habíamos tenido. También, como el referente histórico estamos en la obligación de escribir el ensayo que atenúe la espiral de cambios que pudiere, sin desearlo, transformar nuestra propia identidad. Una capa de seda roja no debe caracterizar quiénes somos. Ya Diderot nos alertó.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/la-capa-roja/