Premio de la Alianza del Sur para la Ciencia y la Innovación
Dr. Roberto Betancourt A.

La edición actual de los premios Nobel ha reavivado el debate sobre la brecha existente entre sus criterios de reconocimiento científico y la producción en esta materia en la inmensa mayoría de los países del mundo. Es crucial enumerar las alternativas que están surgiendo, evaluar su potencial y proyectar un futuro con sistemas de distinción más imparciales y plurales.

En el Sur Global, se aprecian iniciativas multilaterales que ofrecen oportunidades de legitimación y visibilidad para los logros de sus colectivos científicos. Un buen ejemplo es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que cuenta con una agenda de diálogo y cooperación en ciencia, tecnología e innovación que promueve la creación de redes de conocimiento regionales. Por su parte, los BRICS+, con la incorporación progresiva de nuevos socios, avanzan hacia iniciativas conjuntas de investigación en inteligencia artificial, biotecnología, energía y salud pública. La propia Unesco ha promovido marcos normativos sobre Ciencia Abierta que fomentan el intercambio entre países con diferentes trayectorias.

El legado de Venezuela, y en especial la trayectoria del Dr. Humberto Fernández-Morán, simbolizan de manera elocuente esta situación. Su bisturí de diamante y sus avances en microscopía electrónica (por mencionar solo dos de sus logros) transformaron la investigación biomédica a nivel mundial, mientras que su visión de país predijo la necesidad de conectar la ciencia con el desarrollo tangible de las personas. Como sabemos, su contribución quedó eclipsada y oculta, lo que demostró la existencia de una estructura de premios poco dispuesta a reconocer trayectorias nacidas en espacios periféricos. A pesar de ello, la vigencia de su obra constituye una referencia ineludible para el enunciado de espacios de reconocimiento en la región.

La posibilidad de crear un galardón regional bajo el paraguas de la CELAC o del ALBA-TCP podría ser una alternativa factible y estratégica que hiciera visible la investigación en campos de importancia social: salud comunitaria, agroecología, transición energética o la ingeniería aplicada a la crisis climática. Su existencia enaltecería a quienes ya han alcanzado hitos significativos y aún invisibilizados y estimularía a nuevas generaciones de investigadoras e investigadores comprometidos con el bienestar de la población. A esto se suma la labor de las científicas, cuya participación en la producción de conocimiento en el Sur Global ha aumentado de manera constante, con ejemplos que abarcan desde la biología molecular hasta la física teórica y que han contribuido a cambiar los estereotipos en los laboratorios.

La creación de este espacio, hoy inexistente, supone algo más que una alternativa de reconocimiento: es un acto de soberanía intelectual. Construiríamos una institución que, desde el Sur y para el mundo, exaltara el ingenio, la resiliencia y la capacidad de generar soluciones que transformaran realidades. Es la materialización de una visión en la que la excelencia tiene múltiples direcciones, lenguajes y acentos, todos ellos igualmente válidos y necesarios para el progreso colectivo de la humanidad: el Premio de la Alianza del Sur para la Ciencia y la Innovación (Southern Alliance Award for Science and Innovation).

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/opinion/premio-de-la-alianza-del-sur-para-la-ciencia-y-la-innovacion/