Párate

Dr. Roberto Betancourt A.

En el aclamado film “Matrix” se sugiere que el mundo está subsumido en una virtualidad creada por máquinas que dan a los esclavizados humanos un guion que les complace y mantiene su subsistencia mientras ellas obtienen de estos lo que realmente les interesa: energía.

Como en la alegoría de la caverna de Platón, uno de los humanos de la Matrix se libera, pero le es prácticamente imposible convencer a sus colegas de lo que ocurre. Las máquinas no son cretinas y arremeten con toda la fuerza necesaria, no importándole a cuantos otros se lleven por delante.

La forma en la que el libreto escala -en la construcción- de aquello que cohesiona a los humanos en la esclavitud se logra a través de tensión y suspenso. Según el diccionario, ‘suspenso’ es el estado en el que alguien “está o se queda por un momento confuso y desconcertado y no sabe lo que debe hacer, pensar o decir”. No tiene información suficiente para tomar una decisión. Parálisis. Otros pueden pensar por él (o ella).

Lehne y Kölsch desarrollaron un modelo sicológico para alcanzar, a través de inteligentes libretos, los estados de tensión y suspenso de una sociedad a través del cine. El terrorismo, dice Lawrence Wright, es una obra de teatro que (para ser efectiva) demanda que el público la vea. Un par de actores pueden conmover a toda una audiencia.

Como en el teatro, la vida necesita ser vista para ser creída.

Volviendo a Lehne y Kölsch, son seis los componentes claves en la creación de estados de tensión y suspenso, los cuales pueden ser cuidadosamente medidos. Esta reflexión no persigue enumerarlos y abordarlos todos, pero baste decir que la tensión crece a través de experiencias originadas usualmente de eventos asociados con “conflicto, disonancia o inestabilidad, lo que crea un intenso deseo por espacios más estables y armoniosos”.

El sicólogo Abraham Maslow sugirió en su jerarquía de necesidades humanas, que en las básicas, referentes a la supervivencia, está la homeostasis (búsqueda constante de equilibrio entre sus necesidades y su satisfacción), mismo principio que busca el que escribió el guion al infligir -al involuntario espectador- estados de tensión y suspenso.

Finalmente, es necesario analizar la cotidianidad y apreciar a qué nos exponemos, pues como en “Matrix”, más de uno sometido a estados científicamente infligidos de tensión y suspenso, prefieren volver a la mentira esclavizante que luchar por su liberación. Son estados creados para obtener tus respuestas predeterminadas. Fue Alfred Hitchcock, maestro del suspenso, quien dijo:

”Estoy seguro de que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima”. Está atento, y -de ser necesario- ¡Párate de tu butaca! y sal del cine en que han convertido tu vida.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
Fuente: https://ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/parate/