Dr. Roberto Betancourt A.

En la laberíntica búsqueda de la verdad científica, las y los investigadores transitan -en ocasiones- por calles sin salida o por rutas pobremente transitadas. Es en estas encrucijadas donde el concepto de metanoia emerge como un faro que les insta a reevaluar su rumbo, realinear sus perspectivas y embarcarse en renovados viajes intelectuales.

Arraigada en la antigua filosofía griega, la metanoia encarna una profunda noción de transformación: un viaje que supera los confines del pensamiento convencional, hacia una comprensión más profunda de la realidad. Etimológicamente, deriva del griego “meta” (más allá) y “nous” (mente), proveyendo un cambio cognitivo, una evolución trascendente del pensamiento que supera las limitaciones del statu quo.

Para el célebre pensador sistémico estadounidense Peter Senge, la metanoia desempeña un papel fundamental en el ámbito del aprendizaje, sobre todo en relación con la comprensión de los propios procesos de pensamiento o metacognición, afirmando que asimilar la esencia de la metanoia es comprender la naturaleza del propio aprendizaje: un ciclo perpetuo de reflexión, análisis y renovación, suerte de sinonimia de revisión, rectificación y reimpulso.

En el contexto de la investigación científica, la metanoia se manifiesta como un catalizador de la metamorfosis intelectual, una reexaminación fundamental de supuestos, metodologías y paradigmas que estimula a enfrentar los prejuicios y limitaciones propias que pudieren obstruir la búsqueda del conocimiento, invitando a trascender las fronteras y a abrazar el diálogo interdisciplinario.

Una de las facetas más sorprendentes de la metanoia es su capacidad para fomentar la humildad epistémica (el reconocimiento de la falibilidad inherente a la cognición humana). En un período de peligros ecológicos, desigualdades sociales y trastornos tecnológicos sin precedentes, la metanoia insta a las y los investigadores a trascender el estrecho interés personal y adoptar una visión más amplia. De hecho, la historia de la ciencia está repleta de casos de metanoia; desde la revolución heliocéntrica de Copérnico pasando por la teoría de la evolución por selección natural de Darwin hasta el reciente reconocimiento del cambio climático que ha provocado un giro en la comprensión de la urgencia de abordar el impacto humano sobre el planeta, estos saltos transformadores de la imaginación ejemplifican el poder de la metanoia para trascender ortodoxias arraigadas e iluminar nuevas fronteras del conocimiento.

Sin embargo, a pesar de todo su potencial transformador, la metanoia sigue siendo un fenómeno raro y difícil de alcanzar: un atisbo fugaz de claridad intelectual en medio de la niebla de la incertidumbre. Se necesita valentía intelectual, admitir la insatisfacción, así como la incomodidad y ambigüedad de aventurarse en lo desconocido con humildad y amplitud de pensamiento para, gracias a ello y como señalase el filósofo británico Aldous Huxley, “alcanzar el progreso”.

* El autor es Presidente del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación

@betancourt_phd
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